Poner fin a una relación

 

PONER FIN A UNA RELACIÓN DE FORMA SALUDABLE

Claves para afrontar una ruptura de forma saludable

y gestionar del mejor modo la situación para cuidarte.

Hay personas que dicen que no es posible romper bien una relación, pero se equivocan. El dolor va a ser inherente a la ruptura y conllevará de manera inevitable la necesidad de pasar el duelo, tal y como sucede ante cualquier muerte o cambio importante en nuestras vidas. Sin embargo, sí se puede minimizar el daño que se provoca y conseguir que esa etapa de duelo se desarrolle de la mejor forma posible.

Por ese motivo es necesario conocer las claves para poner fin a una relación de forma saludable. Vaya por delante que son necesarios los dos miembros de la pareja para ello; en caso contrario, tendrás que tomar tú algunas decisiones y gestionar del mejor modo la situación para cuidarte. Aquí te explicamos cómo.

Honestidad y sinceridad

Una de las claves para abordar adecuadamente una ruptura es la honestidad. La persona que rompe una relación ha de ser honesta y sincera consigo misma. Si eres tú quien ha tomado la decisión a solas, no te dejes llevar por pensamientos egoístas o excusas. Reflexiona y luego afronta la situación con serenidad.

En ocasiones, si una relación está deteriorada y se suceden las discusiones, los dos miembros de la pareja pueden ser conscientes de que es hora de poner punto y final a la misma y solo necesitan armarse de valor para hacerlo. Otras veces, uno de ellos no tiene ni idea de lo que le pasa al otro por la cabeza porque ni ha expuesto ninguna queja ni se ha mostrado descontento hacia la relación ni se ha molestado en mostrar sus pensamientos.

En ambos casos, hay que abordar la cuestión cuanto antes o la situación irá alargándose y complicándose por momentos, generando ira, frustración y conflictos. Esto suele suceder especialmente con aquellos que cuentan con una personalidad pasivo-agresiva.

Comunicación asertiva

Así que, llegado el momento, no queda otra que tener esa conversación para romper. Ten en cuenta que cómo afrontes esta situación y cómo se desarrolle puede convertir la ruptura en algo traumático. Se debe utilizar una comunicación asertiva, mostrar empatía y hablar con tranquilidad.

Si no has pospuesto este tema, será más fácil romper de forma saludable, pero si llevas tiempo dándole vueltas, esperando el momento que mejor te convenga a ti sin pensar en la otra persona, esta se sentirá utilizada y engañada, y será muy fácil que la conversación termine en gritos y reproches. Recuerda que tan importante como decir las cosas es decirlas a tiempo.

Si eres tú quien rompe, comprende el disgusto, las lágrimas y el dolor de la persona a la que dejas, y mantén la serenidad y la firmeza. Si te explicas con claridad y eres firme con la decisión tomada, ayudarás a que la otra persona pueda asumir la nueva realidad con mayor facilidad. No des falsas esperanzas ni muestres ambigüedad pensando que así harás menos daño a la otra persona, porque resulta contraproducente. Si una persona decide volar, tiene que permitir que la otra también emprenda el vuelo cuanto antes, porque esa etapa de vuestra vida en pareja ha finalizado para ambos.

Gestión emocional adecuada

En cualquier caso, la gestión de las emociones resulta fundamental, porque incluso aun cuando una de las partes no actúe de la forma más adecuada, debes recordar que sí tienes el control sobre cómo gestionas tú la situación y afrontas ese torbellino que sientes. Evita los reproches y gritos. Lo que tengas que decir lo puedes hacer sin necesidad de recurrir a ellos y procura que no quede ninguna conversación pendiente. Si no es posible porque la otra parte no adopta esa actitud madura y serena, no pierdas el control. Sé consciente y asume por qué no puedes hacerlo, e intenta mantener el equilibrio y la autoestima.

Aprendizaje e ilusión

Llegados a este punto, es el momento de reflexionar, de aprender sobre el pasado, de repasar lo ocurrido antes de pasar página y poder comenzar una nueva etapa en tu vida. Deberás afrontar el duelo y soltar todas las emociones, y no enterrarlas bajo otras experiencias o pensamientos de autoengaño. Si hacer esto en soledad se te hace cuesta arriba, valora la idea de acudir a un psicólogo o psicóloga y tener un apoyo profesional en este trance.

Piensa que ahora sabes qué es lo que quieres y, lo que es más importante, lo que no quieres. Reencuéntrate contigo, acostúmbrate a pasar del «nosotros» al «yo» cuando hablas y a disfrutar de nuevo de hacer tus propios planes sin necesidad de consensuar con una pareja.

Agradece lo vivido y no te apresures en pasar el duelo. Según cómo haya sido la relación, tus experiencias vitales y tu personalidad, requerirás mayor o menor tiempo para ello. Cuídate. Mímate. Y, cuando dejes atrás lo peor, afronta el futuro con ilusión y una sonrisa. Recuerda que la vida siempre nos sorprende.

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